La madera natural ha ido ganando presencia como material de construcción en la arquitectura a gran escala. Además de su calidad estética y sus propiedades de aislamiento térmico y acústico, su condición de material renovable y sostenible la ha consolidado como una alternativa viable para la construcción en altura. Los avances tecnológicos han optimizado su resistencia, permitiendo que cumpla con las estrictas normativas de construcción que exigen los grandes proyectos arquitectónicos.
El corazón de Manhattan acoge un ejemplo de la integración exitosa de madera natural en un rascacielos. Diseñado por Foster + Partners, el 50 Hudson Yards es el cuarto mayor edificio comercial de Nueva York desde su compleción en 2022 como parte del proyecto de urbanización homónimo. Las paredes de los 58 baños de la torre utilizan revestimientos para interior de madera natural. Diseñados específicamente para resistir tanto el agua como la combustión, hacen posible el confort y la calidez sin comprometer la higiene, la seguridad, y la durabilidad, además de contribuir al certificado sostenible del edificio.
Reacción al fuego
La construcción de rascacielos implica la aplicación de normativas estrictas en cuanto a seguridad contra incendios. La madera, al ser un material combustible, requiere tratamientos específicos para reducir su inflamabilidad y ralentizar la propagación del fuego. Para ello, se emplean técnicas como la impregnación con retardantes ignífugos o el uso de paneles laminados con capas resistentes al fuego, lo que mejora significativamente su desempeño en condiciones extremas. En el 50 Hudson Yards, gracias a los materiales ignífugos que incorporan los paneles, estos cuentan con la Clase A de protección frente a la combustión de la superficie según el método de ensayo normalizado ASTM E84, cumpliendo con las estrictas normativas de seguridad contra incendios de Estados Unidos.